queridos amigos,
En el 2020 hemos transitado con gran incertidumbre una pandemia sostenida, que nos hizo reflexionar sobre los diferentes estadios que acarreó esta situación, dinámica y a la vez, crítica. Quizás, al principio lo hicimos sin entender en toda su magnitud como afectaría esta crisis en lo sanitario, lo ambiental, lo económico, lo social y lo cultural.
Los datos sobre el impacto de la pandemia de COVID- 19 en el sector cultural fueron cada semana más complejos y cuantiosos.
Los resultados que arrojaron las encuestas realizadas por los gobiernos y las organizaciones no gubernamentales a lo largo de esta crisis, fueron alarmantes, confirmaron que el sector cultural fue uno de los más afectados y se expusieron crudamente, vulnerabilidades e inequidades preexistentes. Sin embargo, nos permitió ir encontrando caminos de cara a la post pandemia y a la llamada nueva normalidad.
El cierre de fronteras, con fecha incierta de reapertura, la restricción de viajes que inmoviliza al turismo cultural, causando una gran pérdida de divisas y poniendo en riesgo miles de empleos, sumado a cómo afecta la pandemia a las personas que trabajan en el sector cultural y en la movilidad de los artistas, con la consabida cancelación de eventos y festivales, nos llevó a activar mecanismos donde la cultura fuera la protagonista.
Entendimos que, más allá de las implicancias económicas, las artes y el patrimonio cultural contribuyen de manera significativa a la vitalidad de la sociedad y proporcionan un vehículo para que todos sus segmentos expresen sus identidades, contribuyendo a la cohesión social y al diálogo intercultural.
Nos adaptamos a la situación de estar juntos virtualmente, pero separados físicamente, desligados de los afectos más próximos. Se cancelaron encuentros, seminarios y congresos con la "seguridad" de poder realizarlos el año que viene.
Nos adaptamos a la transformación digital, tendencia que se aceleró debido a la pandemia. Nadie duda sobre las oportunidades que ofrecen las tecnologías digitales, en particular, en lo que respecta a la accesibilidad y a la innovación. Pero se hicieron evidentes las notorias desigualdades en el acceso a los recursos digitales, así como las magras políticas para proteger de una manera más eficaz a la diversidad cultural.
Tomamos conciencia de la necesidad de crear nuevos modelos económicos, en particular respecto al turismo cultural, de reforzar sinergias entre cultura y educación, a fin de que los jóvenes puedan adaptarse a un mercado laboral en acelerada evolución, de instalar a la cultura como antídoto y asignarle un rol central.
Al despedir al 2020, le damos la bienvenida al 2021, con la seguridad que la post pandemia, provocará un mundo más generoso, más cordial, en el que la integración y la cooperación regional e internacional sean valores que se fortalezcan.
Aspiramos a que la Federación se convierta en una red que nos integre y nos contenga y que nos permita expandir nuestra potencialidad colectiva. Estamos convencidos que el patrimonio cultural tiene un rol primordial en esta red y en esta construcción.
Nos despedimos, con una frase de Eduardo Galeano: "Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo hasta luego".
¡Feliz año nuevo!